.: tristeza: un apetito que ninguna desgracia satisface :. E.Cioràn



lunes, 27 de enero de 2014

Comentario // Reseña :La vida secreta de las palabras.

L
“matar el tiempo antes que el tiempo te mate a ti…”

La película que hoy nos convoca es la 5ta de la directora catalana Isabel Coixet, quien comenzara su carrera de cineasta bajo el padrinazgo de la productora “El Deseo” de los hermanos Pedro y Agustín Almodovar. Desde sus primeros films Isabel toma como temas centrales los dramas en relación a los vínculos de pareja, en los cuales incluye la muerte, la ausencia, la enfermedad. Algunos de sus títulos incluyen “Mi vida sin mi”, “A los que aman” y “Elegy” entre otros.
La vida secreta de las palabras deja ver claramente la inspiración/cita que encontró la directora en el film  Contra viento y Marea de Lars Von Trier, que también aborda la problemática de un amor que se encuentra atravesado por la convalecencia, el silencio. De escenarios simples, luz natural, cámara en mano y fija, brillantes actuaciones y un bullicioso silencio donde se imprimen los diálogos.
La  película transcurre  en su gran mayoría a bordo de un barco mercante en el cual Hanna tiene a su cuidado a un trabajador que a raíz de un accidente ha quedado postrado en una cama  y necesita atención. Esta mujer se instala en el barco, se instala a su lado en una habitación oscura.Los protagonistas son Hanna y Josef. Hanna es hipoacúsica, lo cual la lleva a usar audífono, pero su vida transcurrirá mayormente en el silencio del artefacto que aunque llevado en su oreja, permanece apagado.
De la casa al trabajo y del trabajo al hogar, Hanna  parece haber encontrado el sentido del despertar y transcurrir de cada día, en la mecanicidad de los actos. Sufre síntomas obsesivos (en relación a la limpieza -  orden –higiene) que producto de un siniestro pasado como víctima en la Guerra de los Balcanes, la han llevado a aislarse progresivamente de la posibilidad de entablar vínculo alguno. Sin embargo, uno nunca tiene el control, de todo. Uno nunca tiene el control.
Por una serie de hechos fortuitos (sumado a su audífono prendido) Hanna se dispone a ocupar el tiempo de sus vacaciones impuestas, al cuidado de un sujeto accidentado en una plataforma petrolera en el medio del mar. Las tomas contemplativas van acompañadas de jazz de fondo y los pensamientos de la protagonista en una voz en off. Los primero planos juegan un papel fundamental en la entrada a la intimidad creciente que se crea entre Hanna y Joseff.
Se dice Hanna en silencio “matar el tiempo antes que el tiempo te mate a ti”. El tiempo cronológico, ordenado y previsible se ve atravesado de tanto en mucho por pequeñas libertades, irrupción de lo espontáneo, apertura, pérdida de sentido.
Poco a poco los intentos de entablar diálogos por parte de Joseff, encienden en Hanna el deseo de acercamiento, quien a pesar de su sordera/silencio, cada vez con más atención los relatos de él.
El film se apoyará en escasos pero densos parlamentos, soledades, el ruido del mar, el trabajo de las máquinas alrededor del humano, la austeridad de los escenarios y los días nublados. Por momentos el comienzo de la película recuerda a “Dancer in the dark” de Lars Von Trier con el ruido de las diferentes  máquinas de una fábrica, que juntas y en una extraña sincronía, dejan de ser ruido para poner ritmo/música a la escena del trabajo de las mujeres.La cámara por momentos se encuentra en lugares estratégicos, como escondida detrás de algún mueble u objeto, esto nos pone en el lugar de espías, de observadores, críticos. Muchas veces la cámara está en mano y nos da la idea de un ir y venir con Hanna y sus rutinas.
Como dato anecdótico, Joseff desde el primer diálogo que tiene con Hanna pregunta si su nombre es “Cora”, como queriendo que así fuera, aunque no fuera. Luego revela que su ocurrencia se debe a un cuento que leyó sobre una enfermera que cuida a un muchacho de 15 años al que están por operar de apendicitis, que finalmente muere.  Aquel cuento al que Joseff refiere es “La señorita Cora” de Julio Cortázar. Interesante intertexto que propone Coixet, ya que en “La vida secreta de las palabras”, las palabras aunque pretendidamente secretas, se ponen poco a poco en juego y los protagonistas logran construir al fin, sentidos que incluyen a otro. 
El pasado de Hanna, la significación de su nombre, la guerra de los Balcanes, las marcas en el cuerpo, la soledad, la rutina y  el silencio serán significantes que desde el fondo del mar comiencen a flotar para abrir interrogantes sobre la posibilidad de hacer con otro, después de haber/se des-hecho tanto.



martes, 29 de mayo de 2012

Comentario// Reseña: Nuè Proprietè

Nue propriété (2006) ”Nuda propiedad”, es la tercera película de Joachim Lafosse, excelente director de origen belga. Su título alude, desde un punto esctrictamente jurídico a  aquella situación en la que una persona tiene la propiedad sobre un bien o  cosa, pero no puede disfrutar de ella, debido a que sobre esa cosa recae algún tipo de Derecho Real de goce y disfrute, o usufructo.

El silencio reina desde el principio, cuando los créditos hacen su paso contra un fondo negro sin sonido alguno, y luego aparece una interesante dedicatoria que dice “a nuestros límites”.
Todo comienza con Isabelle Huppert frente a un espejo en una toma de 1´10´´ en los cuales casi ni por un segundo quita los ojos de su propia  imagen, es decir,  la imagen del espejo.
Se mira y se hace mirar por sus dos hijos, mientras con ese gesto característico suyo, toca su cuerpo, se acomoda el camisón, voltea, escucha. Todo avanza sin abandonar su amimia.
El film narra en silencio la dinámica de una familia compuesta por padres divorciados y sus  hijos mellizos que viven bajo el mismo techo con su madre, en la casa propiedad del padre.
Los hermanos desde el principio muestran conductas que aluden más a la adolescencia que a la adultez, aunque parecen haber pasado hace tiempo los 20 años. Horas frente a los videojuegos, conductas exibicionistas, juegos y peleas cuerpo a cuerpo,  la forma de comer, tomar baños juntos y compartir el baño con su madre mientras ella se ducha.
En estos hermanos pareciera imperar un narcisimo de muerte, que según lo toma Silvia K. de Gomel “opera como investidura endogámica, en búsqueda permanente del repliegue de la familia sobre sí misma” (Berenstein y otros, 1996). Esto llevaría a una tensión conflictiva entre esta investidura (familiar) y los vínculos emergentes en relación al orden cultural (vínculos de alianza).

Los mellizos se muestran casi como opuestos. Uno irascible, impulsivo, de pocas palabras, violento; y otro templado, contemplativo, razonable y paciente. Extraña mezcla la de estos hermanos que sacarán chispas quizás también gracias al aire de su madre y que pronto inicia peligrosa hoguera.
No tardará en notarse el triángulo que se teje entre estos sujetos y la entrada progresiva al drama del incluído/excluído. Hay un padre disuelto (aunque disponible) y una madre también disuelta ¿y la mujer? No ingenuamente el dicho proclama “lo que en la leche se mama en la mortaja se derrama”.

Gran parte de la acción se sucede dentro de la casa, más precisamente en los momentos en torno al ritual de la comida: (dato para nada casual) desayuno, almuerzo, merienda, cena. Los diálogos más interesantes (siempre sobre una mesa nutritiva) se ven truncadas cada vez por la presencia de una madre silente, una mujer cual pared: “estamos aquí para comer”, aclara Huppert en medio de una discusión. La semantización está fuera de plano.
En fin, la comida es continuamente usada como único medio de dar amor, incluso como medio de calmar el propio desconsuelo. Si tenemos en cuenta que nuestras necesidades nunca son sólo nutricias, sólo biológicas y que por pertenecer a la cultura estamos atravezamos por la palabra (¿o visceversa?), la comida a secas resulta un recurso un tanto precario.

Pascale (Isabelle Huppert) parece estar siempre en otra parte, sus pocas líneas y enigmático silencio gestual nos hacen pensar a veces en una mujer que naufraga por el rol materno, que naufraga en lo más íntimo de su ser.
Impresiona como una madre que sólo puede ofrecer comida, no pudiendo acceder desde lo simbólico a ofrecer vías de satisfacción a las necesidades nutricias de sus hijos evidentemente estancados en un periodo de niñez/adolescencia.
Por momentos se vuelve insoportable la cara inmutable de una madre a la que parece no conmoverla nada de lo que pasa a su alrededor o por el contrario, a veces ofrece un rostro con sonrisa irónica. El semblante es categórico, ella hace por momentos el muerto, aunque sólo desde el punto de vista del semblante, en realidad Pascale no se pone en el lugar del código, en el lugar de Otro (no parece haber nada a que atenerse).

La casa en la cual viven, por la cual se disputan la tenencia (madre e hijos), se encuentra alejada de la civilización. ¿Se encuentran aislados en un universo simbiótico? El afuera/adentro dibuja la dinámica de los personajes que intentarán salir y al hacerlo sólo ponen en riesgo un aparente equilibrio, la muerte parece ser la única tangente.

Desde el punto de vista cinematográfico,  las tomas son siempre con cámara fija, lo cual dice de una gran dureza que nos ayuda a entrar progresivamente (y junto con el silencio/no hay banda sonora) al drama estático de esta familia “atrapada” en su casa.
El único travelling (toma donde se mueve la cámara siguiendo a un auto que se va) aparece en el maravilloso final que, junto con la melodía desgarradora (primera y única del film) ponen el broche a esta pieza inolvidable de Joachim Lafosse.
¿El silencio es la cárcel? ¿El sonido liberación? A qué alude tan fuerte dedicatoria al comienzo, eso creo será la clave para empezar a desmenuzar los posibles sentidos.
Citando a M. Safouan “entre dos sujetos no hay sino la palabra o la muerte, el saludo o la piedra”.


Mariana Torres Barud


BERENSTEIN y otros “Familia e inconsciente”. Editorial Paidós. 1ra reimpresión. Buenos Aires, 1996.
SAFOUAN, Moustapha “La palabra o la muerte. ¿cómo es posible una sociedad humana?” Ediciones de la Flor. 1ra edición. Buenos Aires, 1994.

martes, 13 de diciembre de 2011

Comentario // Reseña: Naissance des pieuvres

Naissance des pieuvres (Nenúfares) es la primer película de la directora Céline Sciamma, cuya traducción al español es “Lirios de agua”. Tal título cobrará un simbolismo especial si pensamos que dicha flor se mantiene flotando sobre la superficie del agua, sostenida por el peso de las raíces que esconde bajo sí. Este drama que gira entorno al universo puber/adolescente de una niña de 13 años, nos sumerge en las turbulentas aguas que naufraga el sujeto durante la asunción de su identidad.
Desde el comienzo se muestra a la protagonista, Mariè (de 13 años de edad), capturada “aparentemente” por el nado sincronizado, intrigada por lo que subyace a los movimientos en la superficie, de aquellas niñas con sofisticados movimientos. Pronto la cámara nos deja ver una niña/mujer (Florian, miembro del equipo de nado) con un cuerpo ya diferente al de las demás, contorneado ya por la transformación adolescente. Se nos presenta Mariè como una niña introvertida y ensimismada dejando traslucir un rico y turbulento mundo interno. Ella está transitando el paso de la niñez a la pubertad, de la “inocencia” al “des-encanto”. En relación a este desencanto, Bleichmar nos ilumina en su libro El feminismo espontáneo de la histeria, acá un fragmento oportuno: “sobre el varón en ningún período de su vida pende la condena de la impureza, incluso si el niño despliega una actividad seductora temprana, precursora de su masculinidad, es considerada con orgullo por sus padres, en cambio la madre debe velar desde pequeña por el cuidado del recato, del pudor, de la pureza de su hija, que será un espejo de la pripia” (Bleichmar, 1994).
Su única amiga, una niña de su edad, pero de apariencia mayor y actitudes más bien masculinas, es su compañera de tardes y noches donde el tema son los chicos, los besos y la apariencia.
Todo cambia cuando Marié queda en un estado hipnótico de admiración y erotismo, envuelta por la feminidad de Florian. Es notable cómo el primer parlamento que suelta la protagonista en la película, es dirigido a Florian, luego de haberla seguido al baño, para elogiar su desempeño en el nado. La escena termina con un acercamiento insinuante de Florian a Mariè.
Para poder entrar a “ver” ese mundo subacuático, Mariè ofrece a Florian un favor, cualquiera que sea… ¿Qué función cumple la mirada en este film donde todo parece gestarse en silencio, con los ojos bien abiertos?
Florian, adolescente también ensimismada, siempre lleva un rostro serio y triste. Es la joven vista por su grupo de pares como provocativa, ligera, como una cualquiera, por gozar/ejercer “aparentemente” de su sexualidad. Dice E. Dio Bleichmar, “ningún hombre es censurado por provocar o acceder al deseo sexual, el hombre no es condenado en los códigos de justicia por adulterio (...) en todos los casos existe un investimento narcisista pleno de la función sexual, socialmente legitimada y socialmente inducida” (Bleichmar,1994). Es ella justamente quien invita finalmente a Mariè a entrar en la pileta para así por ver lo que sucede bajo la superficie. ¿Entrar a qué? ¿Salir de dónde?
Es sabido que el mar, su oscuridad y profundidades, es materia poco estudiada por la humanidad en general. Se cree que conocemos una porción ínfima de los especímenes que en las profundidades viven, su flora, sus ciclos y detalles. Esto nos remite, por supuesto, al Inconsciente; piedra fundamental del psicoanálisis, al cual se ha referido (entre otras acepciones) como la tercer herida narcisista de la humanidad, por comandar sin nuestro consentimiento y voluntad, el carro del auriga.
La protagonista sumergida en la piscina (el sonido es el que una escucha cuando está bajo el agua) abre sus ojos bien grandes, como queriendo asir todos los movimientos de las mujeres en el nado. Al salir a la superficie sigue un plano americano de Marié sola, bajo una ducha, con los ojos apretados y un progresivo zoom in a su cara de deseo (respira agitadamente) que pareciera intentar calmar con agua, esta vez de ducha. En relación a esto, la siguiente frase de J.D. Nasio parece pertinente:“para el histérico, sexualizar lo que no es sexual significa transformar el objeto más anodino en signo evocador y prometedor de una eventual relación sexual”(Nasio, 2004).
La ausencia de música, es decir, la utilización del sonido ambiente en la película, le da un constante clima de intimidad y tensión. Esta vez, en la escena antes mencionada, el mismo es utilizado para reforzar los momentos privados, en el que las chicas se sostienen la mirada en silencio.
Marié se debate entre el avance a un universo erótico de mujeres deseante y deseadas, donde el cuerpo está ubicado en el lugar del placer, y otro mundo más ligado a lo infantil, donde todavía cuentan los juegos ingenuos entre chicas que montan bicicletas, escupen agua en conjunto y caminan sin contoneos.
Nos encontramos frente a la dinámica de la histeria en relación a la transformación adolescente y es aquí donde cobrará protagonismo la aparente homosexualidad que se deja entre-ver a lo largo de la pelicula. Dice Bleichmar “si hay algo homosexual en la histérica es su deseo de homologación y de conocimiento sobre su género, sobre las conductas, actividades y sentimientos que definen a una mujer en sus distintas y específicas funciones” (Bleichmar, 1994).
Hay una escena muy gráfica en la que Marié roba la bolsa de la basura de Florian, de la cual saca impulsivamente una manzana comida por ésta, y la mordisquea y saborea de ojos cerrados, dejando el silencio y la imagen a disposición del llenado de sentido del espectador/a ¿Es acaso un intento de introyecciòn? ¿Intento de fusión con el objeto amado? ¿Apropiación? ¿Intento de comprensión del misterio femenino?
La pulsión escópica se juega entrelazada con el tiempo libre interminable que parece llevar a la niña hacia la mujer. Mariè contempla, pasivamente, desea, se deja tocar por el pulso decidido de Florian, admira el perfil sensual y melancólico de la mujer que añora ¿poseer? ¿ser?. Poniéndose en el lugar de objeto, se deja seducir por la danza femenina que la toma, la suelta, la utiliza, la ríe, la inaugura. Florian ofrece su virginidad y al hacerlo, todo cambia. La palabra una vez lanzada, toma un vuelo irrevocable.
Mariana Torres Barud

miércoles, 5 de octubre de 2011

-sí, Julio, pero todo eso se sabe tambièn de otras maneras, se sabe por el trabajo o la falta de trabajo, por el precio de las papas, por el muchacho que balearon en la esquina, por los ricachos que pasan en sus autos delante de las villas miseria (es una metàfora porque tienen buen cuidado de no pasar en su puta vida). Eso se sabe hasta en el canto de los pàjaros, en la risa de los chicos, en el momento de hacer el amor. Esas cosas se saben, Julio, las sabe un minero o un maestro o un ciclista, en el fondo todo el mundo las sabe, pero somo flojos o andamos desconcertados, o nos han lavado el cerebro y creemos que tan mal no nos va simplemente porque no nos allanan la casa o nos matan a patadas...


Fantomas contra los vampiros multinacionales/Julio Cortàzar. 1989

miércoles, 27 de julio de 2011

100 . Es posible la paz y la convivencia entre israelíes y palestinos?

Esta es la pregunta del millón. ¿Cómo congeniar intereses, aspiraciones y derechos tan contradictorios entre sí? En la actualidad lo que prima es la violencia y es prácticamente imposible pensar en una convivencia pacífica. Los acuerdos de Paz de 1993 abrieron una ventana de esperanza que se cerró demasiado rápido por motivos diversos y entre mutuas recriminaciones. La esencia del conflicto sigue siendo una cuestión nacional, dos pueblos reclamando un mismo territorio. El siglo XX ha demostrado que ninguno puede deshacerse del otro, por más que se lo propongan. Están condenados a vivir juntos. Hay un elemento que todavía permanece en algún ligar del inconsciente colectivo: durante siglos judíos, musulmanes y cristianos convivieron en paz cuando eran comunidades religiosas sin aspiraciones nacionales. Si bien es cierto que la palabra paz es enarbolada como consigna, por más que aparezca una y otra vez, la pregunta sigue siendo cómo. ¿Están dispuestos a convertir sus espadas en arados y dejar de alzar la espada pueblo contra pueblo, como decía el profeta Isaías? Nadie parece haber encontrado hasta ahora la fórmula. De algo se puede estar seguro: mientras continúe la ocupación de Cisjordania y la Franja de Gaza la paz es imposible. El Estado de Israel no puede perpetuar la ocupación y los israelíes no pueden pensar que esto será aceptado eternamente por los árabes. ¿Podrá una intervención de Naciones Unidas separando ambos pueblos poner fin a los enfrentamientos? ¿Es posible separarlos? Tampoco es menos cierto que nadie puede creer que una vez que concluya la ocupación los dos pueblos mágicamente vivirán en paz. Pero es posible que permita recorrer un camino en el que ambos pueblos puedan hacer repensar aquella frase "vuestro holocausto, nuestra catástrofe...".



Pedro Brieger. 2010

martes, 21 de septiembre de 2010

Fuegos

Lo mismo ocurre con un perro, con una pantera o con una cigarra. Leda decía: “Ya no soy libre para suicidarme
desde que me he comprado un cisne”.

La muerte es un sacramento del que sólo son dignos los más puros: muchos hombres se deshacen,
pero pocos hombres mueren.

No puede construirse una felicidad sino sobre los cimientos de una desesperación. Creo que voy a ponerme a construir.

Que no se acuse a nadie de mi vida.

No soporté bien la felicidad. Falta de costumbre. En tus brazos, lo único que yo podía hacer era morir.

Existe un plan general para el universo. Sólo salimos en los momentos sublimes.

En el avión, cerca de ti, ya no le tengo miedo al peligro. Uno sólo muere cuando está solo.

Existe entre nosotros algo mejor que un amor: una complicidad.


M. Yourcenar



Entonces

Cuando yo no te amaba todavía
-oh verdad del amor, quien lo creyera-
para mi sed no había
ninguna preferencia verdadera.

Ya no recuerdo el tiempo de la espera
con esa niebla en la memoria mía:
¿El mundo cómo era
cuando yo no te amaba todavía?

Total belleza que el amor inventa
ahora que es tan pura
su navidad, para que yo la sienta.

Y sé que no era cierta la dulzura,
que nunca amanecía
cuando yo no te amaba todavía.

M. Elena Walsh